Ya hemos votado
Alfonso J. Vázquez Vaamonde. Alternativa Republicana -Federación de Madrid
Alfonso J. Vázquez Vaamonde
Ayer estuve en la Puerta del Sol. El ambiente de festiva alegría que se respiraba resonaba en las fachadas de unas casas que volvía a ser mudos testigos de un nuevo acontecimiento histórico tan parecido a aquel de 14 de abril de 1931 del que era una rememoración. He visto muchas veces las fotografías de aquella inmensa masa de madrileños que con igual ambiente de pacífica alegría celebraran el resulta de unas elecciones municipales que acababan de tener lugar. Los partidos republicanos ganaron de forma notoria e imbatible en capitales de provincia y grandes ciudades de todo el país pero también en muchos pequeños pueblos y aldeas donde unos españoles vivían miserablemente con el alma llena de ansias de LIBERTAD. Con certera expresión se dijo: “España se acostó monárquica y se levantó republicana”. Hoy podríamos decir lo mismo: la abdicación del derecho que no tiene el dictador republicano fue el detonante tras las elecciones al Parlamento europeo. Al aire salió disparada el ansia incontenible de democracia de un pueblo sojuzgado casi un siglo bajo dos dictaduras. Se sucedían los cánticos festivos naturalmente irreverentes con una institución que no merece la más mínima reverencia; ni por lo que ha sido, menos aun en la actualidad, ni por lo que vanamente amenaza seguir siendo: “Si Felipe y Letizia supieran ….”. “Mañana, España, será Republicana”, ”Esta bandera, es la verdadera”. La manifestación se produjo en orden como corresponde cuando no hay fuerzas dedicadas a alterar el Orden Público que no es otra cosa que el ejercicio por los ciudadanos de sus derechos fundamentales, uno de los cuales es el de manifestación. Esta vez no nos colaron infiltrados – ¿alguien se pregunta por qué? – para reventar la manifestación y justificar la represión a tiempo para salir en el telediario intoxicando a la ciudadanía como en la última manifestación de LIBERTAD que acabó en la Plaza de Colón. Esta vez tampoco hubo antisistemas – ¿alguien se pregunta por qué? – que reventaran la manifestación. Allí solo había lo que hay en todas las manifestaciones que piden LIBERTAD, ciudadanos que aspiran a lo que se les niega: su DERECHO A DECIDIR cómo quieren que se administren sus derechos. Exigiendo ser reconocidos REALMENTE como ciudadanos acabando de una vez por todas de la situación de súbditos en que se nos mantiene a todos desde que el 1 de abril de 1939 triunfara el golpe de estado fascista del General Franco cuya ideología juró mantener el rey que hoy ha abdicado en su hijo que, según nos ha dicho su padre por activa y por pasiva, ha aprendido a su lado cómo hay que hacer las cosas. Los políticos “que no nos representan” se esconden detrás del texto constitucional. Un texto de raíz fascista elaborado por los representantes del fascismo y por otros que abdicaron – ¡eso sí que fue abdicación! – de sus principios democráticos bajo el estruendo de los sables que se estaban afilando en todos los cuarteles. Cierto que el horno no estaba para bollos y que la CE78 de la dictadura monárquica alivió el atropello de la dictadura militar. Pero hoy es obstáculo insoportable en el ejercicio de nuestros derechos fundamentales; es decir, en un verdadero atentado al Orden Público. No queremos referéndum. No se puede elegir entre ser súbditos y ser libres porque ninguna mayoría tiene derecho privar a otro de su libertad. LA LIBERTAD PARA ELEGIR es un derecho fundamental y su quiebra, la que pretende el actual dictador monárquico con su abdicación de lo que no tiene y los partidos serviles que lo apoyan atenta al Orden Público. Además, ¡ya hemos votado en toda España! En todas partes resuena un solo grito: ¡DEMOCRACIA YA! Dicen que el hijo del dictador monárquico está muy bien preparado; dicen que es tan sensible que sabe reconocer los deseos del pueblo al que quiere servir; si eso fuera verdad que lo demuestre en ésta que es su primera oportunidad; háganos un solo servicio, el que su padre, el dictador monárquico, no supo hacer: siga el ejemplo de su abuelo y ¡váyase Sr. Borbón! déjenos terminar la fiesta en paz. Le pagaremos un buen finiquito por no trabajar.