Religión fuera de las aulas. Las diez sinrazones del señor Catela.

En respuesta al artículo “Diez razones para impartir religión en la escuela” de Isidro Catela publicado en Salamanca RTV al día.
En cursiva el artículo del Sr. Catela, que ha sido durante 10 años jefe de prensa de la Conferencia Episcopal. También es colaborador en la cadena COPE y 13TV.

Si la fe debe quedar reducida al ámbito privado, tenemos un problema. El Museo del Prado es público y hay bastantes cuadros sospechosos. ¿Qué hacemos con el Cristo de Velázquez?
El Cristo de Velázquez es arte. Se puede apreciar sin necesidad de ser creyente. ¿Necesito clase de religión romana, griega, egipcia o babilónica para visitar el museo del Louvre o el British Museum?
Claro que una cosa son la Lengua y las Matemáticas y otra la Religión. Y otra la Física y otra la Química. Hablamos de diferentes, necesarios y complementarios ámbitos del conocimiento. Hasta una ley marco como la Constitución baja al terreno de la educación integral. Artículo 27.1 “La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana” ¿Qué ecuación o qué diccionario responden a si somos fruto del azar, el producto casual y sin sentido de la evolución, o si cada uno de nosotros es querido, amado y necesario? Que levante la mano el que nunca se haya hecho, aunque sea por lo bajinis, una pregunta similar.
Esas preguntas no requieren de asistir a clase de religión para ser respondidas. Algunos no tenemos necesidad de buscar una explicación en doctrinas religiosas y creencias en entes de dudosa existencia. Tampoco es necesaria la religión para el pleno desarrollo de la personalidad humana.
El que piense que nuestra situación es una anomalía o una peculiaridad española que se dé una vuelta por las universidades públicas alemanas. Y ya de paso, que aproveche para estudiar en ellas Teología.
Estamos en España y muchos deseamos que la laicidad sea una realidad. Si en Alemania se equivocan no tenemos que repetir sus errores. Alemania no siempre es un ejemplo a imitar (recordemos el periodo 1933-1945). Yo aprovecharía para estudiar cualquier otra materia que no sea Teología. Por cierto ¿Por qué no implantar estudios de astrología, quiromancia y otras materias sin base científica? Ya puestos.
España no es un estado laico, ni mucho menos laicista. Afortunadamente, no solo no se persiguen las creencias religiosas sino que se reconoce el hecho religioso en sí mismo como un hecho positivo para la sociedad. España es un estado aconfesional. “Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones” (art. 16.3).
España ni siquiera es un estado aconfesional. La Iglesia Católica goza de numerosos privilegios incompatibles con la aconfesionalidad que la actual Constitución reconoce. De hecho, la mención en la Constitución a la Iglesia Católica ya desmiente que nuestro país sea aconfesional. Aun así, muchos luchamos porque España sea un estado laico y usted debería respetarlo.
Que un político diga que la prioridad de su generación es conseguir que España sea un estado laico, dice poco acerca de sus prioridades y manifiesta una preocupante arrogancia, hablando en nombre de “toda una generación”. La prioridad de un político responsable debería ser abordar la Educación con sentido de Estado, no de forma ideológica ni partidista. Se lo debemos a las futuras generaciones para que el Informe PISA no nos siga sacando los colores, y no precisamente por la presencia de la religión en la escuela.
Si dedicamos las horas de religión y los recursos que dedicamos a pagar a sus profesores-adoctrinadores nombrados y separados discrecionalmente por sus obispos de una forma más correcta es posible que mejoremos la enseñanza de otras materias.
La asignatura de religión no es obligatoria para nadie. Se ofrece y la elige, voluntariamente, quien lo desea.
Pero obligatoriamente todos los ciudadanos pagamos con nuestros impuestos para que se imparta.
El 65% de los padres elige religión como asignatura para sus hijos en la escuela estatal. El 99% en la privada y concertada. Un político (o un Partido político) que no escucha a la gente tiene corto recorrido.
Una jerarquía que no escucha a sus creyentes tiene poco recorrido. Véase la cifra de asistentes a sus ritos y otras estadísticas de los últimos años en cuanto al número de creyentes y practicantes de la religión católica.
Los titulares del derecho a la educación son los padres, no el Estado, ni ningún Gobierno. El Estado debe ser garante y facilitador de ese derecho, no impedir su ejercicio efectivo. Artículo 27.3 de la Constitución: “los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones”.
Esa formación no tiene que ser en las aulas. Ya tienen ustedes templos y catequistas para esos menesteres.
No existe un Concordato. Tenemos unos Acuerdos Internacionales con la Santa Sede, como tienen muchísimos países en todo el mundo. Por cierto, son de 1979, aprobados con amplísima mayoría en las dos cámaras parlamentarias.
Básicamente, esos acuerdos son una imposición preconstitucional intentando mantener algo del estatus que la dictadura franquista, tan querida para ustedes, les otorgó.
En pleno desconcierto y contradicción de declaraciones, y ante la alarma generada por algunas posiciones radicales que aseguran que hay que prohibir también la religión en los colegios privados y concertados, se ha difundido la versión atemperada y ya más serena de que de lo que se trata en realidad es de sacarla del horario escolar y colocarla con las extraescolares, con la danza y el baloncesto. En muchos colegios, partiendo de un acertado diagnóstico, se ha optado por reforzar el inglés escolar con inglés extraescolar. Yo, en el caso de los colegios concertados católicos, cogería el guante, y como a la vista está que en el terreno religioso las lagunas son aún mayores que las que tenemos con el inglés, ofrecería Religión en el horario escolar (para los que voluntariamente quieran un poco) y Religión extraescolar (para los que voluntariamente quieran un poco más).
Yo recojo su guante. Ética laica en cualquier enseñanza ya sea pública o privada y desaparición de la enseñanza concertada. El dinero públicopara la enseñanza pública. Así de fácil.
En todo caso, yo no entiendo tanto alboroto por estos ramalazos laicistas del PSOE cuando hablamos de un partido que pocas veces ha llevado a efecto cuando estaba en el gobierno lo que decía cuando estaba en la oposición, especialmente en lo referente a las relaciones Iglesia-Estado. Algunos somos bastante escépticos al respecto. Es lo que tiene no ser trigo limpio como diría el arzobispo Cañizares.
Alternativa Republicana no se identifica necesariamente con los contenidos publicados, excepto cuando son firmados por la propia organización.