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Los extremos españoles no son comparables


Juanmi Acejo

La crisis política del Régimen del 78 dio paso a la aparición de nuevos partidos: por la izquierda Podemos, al poco Ciudadanos que, desde Cataluña, se articuló como un partido nacional liberal y poco después VOX, una escisión de miembros del PP de su perfil más ultraconservador y abiertamente franquista, xenófobo y racista.

Tras la caída en desgracia de CS, que se negó a pactar con el PSOE para impedir que este lo tuviera que hacer con la coalición de izquierda que se había articulado con la izquierda tradicional de IU-PCE y Podemos, el panorama resultante es el actual que encara estas elecciones del 23J: en la centralidad del tablero político los dos grandes partidos del R78 el PSOE y PP y como subalternos asociados a esos por la izquierda lo que antes era Unidas Podemos, ahora se denomina Sumar, y por la derecha VOX como la escisión más ultraderechista del PP. Ambos bloques dibujan una nueva reedición del bipartidismo, en el que Sumar con un Podemos venido a menos y que IU-PCE ha recuperado el liderazgo es el escudero del PSOE y Vox el del PP.


Ambos extremos, o lo que queda de ellos, porque a Sumar hay que tener mucha imaginación para considerarlo un partido de extrema izquierda y lo que queda de Podemos, que si se ha considerado de extrema izquierda por los medios del R78, y Vox por la derecha son considerados partidos extremos y se le suele meter en el mismo saco a ambos por sus ideales «extremos» de unos y otros y por considerarlos partidos anti sistemas unos por su supuesto republicanismo que nunca han terminado de definir ni concretar en una propuesta republicana rupturista con el R78 y que cuando han gobernado con el PSOE han guardado en el baúl de la Piqué el supuesto republicanismo y los otros porque a su rechazo al Estado autonómico, añaden su carácter claramente racista, xenófobo y machista y su ultracatolicismo rancio que los convierten en una calcomanía de los valores más rancios del franquismo.

Comparar a ambos extremos, el Podemos más radical de sus mejores momentos con el Vox actual, donde destapa su cariz más ultra derechista y anti democrático es simplemente una aberración, política y, sobre todo, democrática.


Mientras la ultra derecha franquista renacida de VOX niega y rechaza los postulados más básicos de la Constitución del 78 como el Estado autonómico, o no tiene remilgos en exponer su racismo y xenofobia abiertamente, el Podemos más radical que hemos conocido nunca ha pasado de exponer un tímido republicanismo que nunca ha llevado a la práctica y que ha sido más una pose para aglutinar al electorado republicano que por proponer un proyecto inequívocamente republicano y aunque lo hubiese propuesto, que no ha sido el caso, hubiese sido una propuesta democrática y legal porque ser republicano y proponer un Estado republicano no es ilegal.


Es más para muchos republicanos la II República sigue siendo el régimen legal en España porque fue abortado por un Golpe de Estado y no se recuperó el Estado legítimo vigente a la muerte del dictador. En cambio la ultraderecha no esconde que defiende postulado claramente contrarios a los Derechos Humanos como su defensa del racismo, la xenofobia y su rechazo a la igualdad de las mujeres en derechos a los hombres.


Mientras en el Podemos más radical que hemos conocido, su propuesta política no iba más allá de una socialdemocracia que no ponía en cuestión las esencias básicas del R78 y que cuando ha gobernado las ha asumido sin muchas contradicciones, en la extrema derecha no solo pone en cuestión principios básicos del Estado de Derecho, sino que incluso empieza a dejar claro su radicalismo ultraconservador, que atenta con principios tan básicos como la libertad de expresión: la censura que ha empezado a aplicar a obras artísticas en los primeros municipios donde ha entrado a gobernar en coalición con el PP deja claro que lo que se puede esperar de ellos es censurar a la cultura e, incluso, amenazar con ilegalizar partidos que no comulgan con sus valores ultras.

Comparar los dos extremos del arco político institucional, uno como de extrema izquierda radical y anti sistema (Podemos) y el otro, Vox de extremaderecha como del mismo pelaje antidemocrático o anti sistema es una pura aberración. Aunque no se sea fervoroso entusiasta de Podemos, equiparlo en el mismo extremo inversamente proporcional al de Vox es una total aberración política sin el mínimo fundamento. Y si ya es el conjunto de Sumar es ya un delirio surrealista.

En resumen mientras la izquierda institucional en España ladra pero no muerde, la extrema derecha no solo muerde sino que mutila a dentelladas.


Juanmi Acejo es el Secretario Provincial de Alternativa Republicana en Málaga. Fue candidato a la alcaldía de Málaga en las elecciones municipales de 2023.

Artículo de Juanmi Acejo para La Nueva Andaluzía @Nueva_AndaluZia


https://lanuevaandalucia.wordpress.com/2023/07/08/los-extremos-espanoles-no-son-comparables/

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