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Dos años de sucesión borbónica. La República, olvidada en la campaña electoral


Partit Republicà d’Esquerra – Alternativa Republicana

Cuando en 1930 el régimen de la monarquía de Alfonso XIII estaba en crisis, los distintos partidos que deseaban la regeneración del país suscribieron un pacto para cambiar el régimen, un pacto para traer la República a España e iniciar las reformas políticas, sociales y económicas que tan necesarias eran para el país, y se presentaron a unas elecciones (las del 12 de abril de 1931) exponiendo clara y abiertamente que defendían la necesidad de la República. Porque tenían claro que la monarquía era el paraguas donde se cobijaban todos los vicios del régimen. Era necesario el cambio, la República, que eventualmente trató de llevar a cabo esas aspiraciones de regeneración.

Cuando en 2014 el régimen de Juan Carlos I estaba inmerso en una profunda crisis, asaltado por la corrupción, el desempleo, la falta de democracia, de transparencia y la desigualdad, algunos partidos, haciéndose eco de las distintas luchas sociales, se presentaron a las elecciones defendiendo “el cambio”. Un cambio indefinido e inconcreto, con algunas medidas sociales interesantes, pero eso sí, sin cuestionar el régimen ni la monarquía. Se vio claramente hace 2 años, el 19 de junio de 2014, cuando todos aceptaron el hecho de que el anterior monarca abdicara en favor de su hijo, perpetuando al segundo sucesor de Franco en la jefatura del Estado, sucesor que ya lleva 2 años en el trono.

Hoy, inmerso como se encuentra el país en un cambio de ciclo institucional a consecuencia de un período electoral en el que el bipartidismo se ha visto frenado e incapacitado para formar gobierno, y con la perspectiva de las próximas elecciones del 26 de junio, los republicanos vemos con tristeza cómo una vez más la cuestión de la República queda relegada incluso entre aquellas fuerzas políticas que se reclaman “del cambio”.

¿De qué cambio podemos estar hablando cuando se critica en campaña la corrupción del PP o del PSOE pero se obvia la corrupción de la Casa Real? ¿Por qué se atacan los privilegios de la “casta” política pero se olvida que el privilegio más insultante es el de tener que mantener una familia real que representa el culmen de la desigualdad, la sucesión de la legalidad franquista y aún más, el paraguas que sustenta la podredumbre y la corrupción del régimen? ¿Cómo se pretende traer limpieza a la política española si la base principal del estado representa esa misma corrupción que se dice querer combatir? Es evidente que España necesita un cambio, pero este cambio debe ser algo más que un cambio de caras y de partidos, de políticas o de actitudes. Además de eso, es necesario un cambio profundo en las estructuras del estado, un cambio que ilusione, en definitiva, un cambio de régimen.

garzonrey

Por ello es aún más triste que, desde aquellos que se reclaman de izquierdas, e incluso en algún caso, comunistas, se hable en campaña de los cambios que se quieren hacer, pero no se defienda la necesidad de acabar con la raíz de los problemas, que es el sistema monárquico establecido en la constitución del 78. Es triste ver banderas tricolores entre los asistentes a los mítines políticos y constatar que sus dirigentes no se atreven a defender la República en público, y en cambio se hacen fotos orgullosos con el monarca y le saludan encantados como si fuera lo más normal del mundo.

Es evidente que defender la República puede no gustar a una parte del electorado, pero es evidente también que desde la izquierda institucional se sigue tapando y escondiendo esa palabra, como si hubiera que avergonzarse de hablar de ella, cuando en realidad nuestra dignidad exige que la defendamos en público, en las Cortes, en las declaraciones ante la prensa. La República no es radicalidad, ni violencia, ni guerracivilismo, la República es justicia y democracia genuina para nuestro país, la posibilidad de establecer principios legales y de base para construir un país justo, ético y que garantice los derechos de la ciudadanía. La República es el aglutinante de los ideales que las distintas luchas sociales están exigiendo en la calle, pero parece que esto no se quiere comprender, se sigue argumentando que eso no “toca”, que no es importante, que es secundario, que resta votos. En realidad la importancia de esta incoherencia es aplastante. Mientras la República siga siendo tabú, nunca llegará el momento de reclamarla abiertamente.

Lo más preocupante de todo es que tratando a la República como tabú, sin cuestionar ni un ápice la legitimidad de la monarquía, que jamás ha sido refrendada por la ciudadanía, se está aceptando el statu quo implícitamente, con todas sus consecuencias. Se quieren cambiar las políticas pero no las estructuras del régimen, lo que viene a conocerse popularmente como poner un parche, que cambie todo sin que nada cambie, parafraseando a Il Gatopardo. ¿Es ésta, una “segunda transición”, donde se van a sentar las bases del reinado del nuevo rey, con otros partidos y otras caras, pero manteniendo lo esencial, lo que la dictadura dejó “atado y bien atado”?

Es incierto lo que va a suceder en los próximos meses, pero en este segundo aniversario de la última e indigna sucesión, los republicanos queremos denunciar ante la ciudadanía la ausencia de un discurso republicano en estas elecciones y el hecho que los distintos partidos del “cambio” no han estado a la altura de lo que la situación exige, y que pese a sus buenas intenciones, ejercen la misma incoherencia política que muchas veces critican a los partidos tradicionales. Indistintamente de lo que la ciudadanía decida votar en estas elecciones, exhortamos a las republicanas y republicanos de este país a no olvidar que la República debe ser prioritaria, y que debemos exigir que se defienda contra aquellos que dicen que es algo secundario o de poca importancia. Al fin y al cabo, es responsabilidad de todas y todos reclamar nuestra dignidad colectiva y no conformarnos con parches, siendo conscientes de que si no defienden la República tampoco nos representan. Es hora ya de llamar a las cosas por su nombre, es hora en definitiva, de defender la República sin tapujos, porque sin República no hay democracia posible.

 

Alternativa Republicana no se identifica necesariamente con los contenidos publicados, excepto cuando son firmados por la propia organización.

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